Alquiler de coches en Ibiza: Franquicias

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Uno de los temas más importantes a la hora de alquilar un vehículo en Ibiza es la franquicia del alquiler. Para quienes no hayan alquilado nunca un automóvil, la franquicia es un depósito que dejamos al alquilar nuestro vehículo y que va a permitir a la casa de alquiler cobrarnos en caso de sufrir algún desperfecto en el coche. Hay muchos motivos por los que pueden querer cobrarnos esta franquicia, aunque para un cliente puede parecerle exagerado o abusivo, motivos hay.

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Lo primero que os voy a contar es que, en la práctica totalidad de los casos, esta franquicia no forma parte de ningún seguro adicional. Las propias empresas de rentacar suelen correr con los gastos de reparación de los vehículos. Hay una falsa teoría, en Ibiza al menos, de ser una franquicia del propio seguro. Entonces, ¿Para qué este dinero?

Os voy a poner un ejemplo:

Me molesta el precio que me han cobrado por el alquiler, así que voy a dejarle un pequeño (o gran) recuerdo. Con la misma llave, voy a hacerle un bonito dibujo a la puerta.

Puede parecer ficción, pero cuando ves la llave con restos de pintura del mismo color que el coche, la ficción se vuelve realidad.

Con el dinero de la franquicia la reparación va a correr a cargo de la persona que alquiló el vehículo. La única forma de evitarlo es pagando un seguro adicional. Es una buena opción para evitar desastres de este tipo.

Claro que éste es un caso difícil de demostrar. Pero vamos a poneros otro en el que entenderéis perfectamente porque, además, te van a solicitar una tarjeta de crédito.

Opciones ante un coche de alquiler

Último día de las vacaciones de un turista cualquiera en Ibiza. Después de dar una última vuelta con su coche de alquiler, llega hasta el hotel. La salida es a las 12, y el vuelo sale a las 13. Aparca el coche en un paso de cebra, cerquita del hotel, y se va a duchar y recoger el equipaje. En el tiempo que pasa hasta salir por la puerta del hotel, la grúa aparece y se lleva el vehículo.

Opción 1 Se va a por el coche y pierde el vuelo. Tampoco sabe cuando será el vuelo siguiente y puede que mañana no llegue al trabajo.

Opción 2 Se olvida del coche y coge un taxi hasta el aeropuerto.

No hace falta que pidáis el comodín de la llamada.

Ahora la empresa de alquiler se encuentra con un serio problema. Primero no puede volver a alquilar el vehículo, porque simplemente, no lo tiene. Segundo, tampoco sabe dónde está y el cliente no responde al teléfono (en el avión no debes llevar el móvil encendido). Tendrá que averiguar si está en el depósito. Una vez localizado, deberá mandar dos trabajadores para recogerlo. «Con uno vale». No pretenderéis que se vaya andando…

Pero no acaba aquí la odisea. Hay que pagar la multa y la grúa para sacar el vehículo. Más el tiempo de trabajo, la gasolina y el vehículo que se utilizó para el desplazamiento. Ahora viene lo mejor.

La grúa municipal ha roto el eje del coche. Claro que no lo van a asumir. Tampoco hay nadie que pueda decir lo contrario porque nuestro querido cliente está rumbo a su país. Vuelta a la empresa, paseíto doble en grúa y reparación del automóvil además de los días sin alquilar, que probablemente no sean uno ni dos. En Ibiza, para mañana es pura utopía. ¿Quién va a pagar todos estos gastos extras? Pues, la tarjeta de crédito.

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